01 mayo 2006





¿POR QUÉ NO LOS VENDES?.


Un transformador marca Alter para 125 y 220v, dos centralitas de madera con sistema de clavijas de Standard Eléctrica, un teléfono de magneto con baterías, una emisora-repetidor de radio Telcom, dos emisoras portátiles de la misma marca, un casco y mascara de minero, dos sirenas de una mina, tres timbres de bronce de una fabrica de harinas, una señal luminosa de cambio de vías, un semáforo de la estación de Busdongo (Asturias), tres aparatos de precisión para medir gases y humedad, un panel de la centralita telefónica de Cariñena marca Ericson, dos amperímetros, un voltímetro, dos manómetros y algunas cosillas más componen mi colección de objetos antiguos, recogidos en lugares abandonados, y luego restaurados por mí. Mi hijo me dice de vez en cuando que en el Rastro me darían un buen dinero si los vendiese. Es más, me pregunta por qué no lo hago. Siempre le he contestado que para mí tienen un valor incalculable y que no tendría sentido pasarlos a otras manos. Esto no parece convencerle mucho, cosa que me entristece al comprender que a él ya no le interesan.La próxima vez le diré la verdad. Y es que lo más valioso de toda esta colección de objetos es el recuerdo de los momentos en que juntos los encontramos.

No hay comentarios: