04 diciembre 2011

Me acordé de Nicolás Chaparro González.


Casas estación de Manantiales


En mi último recorrido por la cuenca minera de Río Tinto entre el molino          Cascajal y Puente Salomón, me había propuesto fijarme en las casas que iba encontrando al lado de la vía del ferrocarril. La razón de tal propósito fue la lectura de su obra: “ Yo fui un niño de la vía general”. No era para menos. Sus letras me impresionaron.
Y ahora, los restos mudos de aquellas edificaciones me han dejado con una gran inquietud interior. Yo, que soy muy dado a fantasear e imaginar situaciones que no he vivido ni rozado levemente pude, tras pararme y traspasar los destrozados marcos de esas puertas, recuperar las imágenes de todas esas personas que vivieron allí.Hace muchos años un profesor me decía que: de la misma manera que se pudo grabar la voz y las imágenes en ciertos materiales, por qué no iba a ser posible hacerlo sobre las paredes de adobe o ladrillo. Bien, aún no está constatado científicamente, pero si nos esforzamos un poco podremos ver gracias a ellas a quienes las habitaron. A partir de ese momento ya puedes empezar a preguntarte cómo fue posible que en medio de ese aislamiento, acompañados por la crueldad de una naturaleza que no entiende sobre personas y animales, las primeras pudieran sobrevivir, y sobre todo sacar adelante a una descendencia condenada a perpetuar su duro trabajo.
 
Casas estación de Manantiales

Para cualquier ser humano normal, ascender en calidad de vida es lo natural y siempre nos parecerá insuficiente lo que ya hemos conseguido, casi todo el mundo reparamos más en lo que nos falta que en lo que tenemos y podemos disfrutar.
Estación de las Cortecillas

En tiempos como los que ahora toca vivir, cargados de incertidumbre y desasosiego, en los que se ve claramente la intención de los poderosos por hacernos retroceder a tiempos pasados cuando las condiciones de vida eran mucho peores, yo por lo menos, empiezo a sentirme mal, a dejarme llevar por esa corriente pesimista que día a día nos van instalando en la cabeza a base de malas noticias con las que preparar el terreno.
Edificación a la entrada de túnel Salomón

Pero empecé con Nicolás y con él quiero acabar. Si ellos resistieron ese modo de vida, lleno de privaciones y carencias, creo que yo y toda esa gente que se va movilizando (con sus pasos adelante y atrás) podremos resistir este ataque salvaje de los llamados mercados (vaya invento tan cojonudo)  aguantando las embestidas hasta conseguir que no nos quiten lo que nuestros Nicolás nos dieron y no pudieron disfrutar.


Edificación a la entrada de túnel Salomón