Los domingos..., a Villaverde Bajo.
Vivo desde hace dos meses en Villaverde Bajo.
Hoy he madrugado para tomar el cercanías en la moderna pero insulsa estación. Nada que ver con la que antaño conocí cuando tenía siete años. Ha nevado y no quiero coger el coche.
Me siento en el andén y miro a un lado. Hay un cartel luminoso informando que faltan cuatro minutos para la llegada del tren.
Cambio la mirada al frente y cierro los ojos.
Junto al muelle de mercancías y bajo un sol primaveral, aparecen dos hombres jugando con sus hijos al fútbol. Los críos se ríen, alborotan, se tiran al suelo en su afán por coger a sus padres de los pies, no hay tregua ni descanso, hasta que consigan quitarles la pelota.
Ahora, cruzan las vías mientras el tren se aproxima a lo lejos. La sudorosa máquina de carbón se detiene lentamente con sus tres vagones de tercera clase. Hoy, domingo, sin sus habituales viajeros, los trabajadores de Marconi y Standard regresando de las fábricas. Uno de los críos sube veloz y se coloca en la plataforma del último vagón. Se empina en la barandilla. Su padre se acerca y me coge de la mano.
4 comentarios:
¿¿Este blog es un homenaje a tu padre??
No conocía tu faceta de escritor!!!! Me gusta!!!!
Besos de un "fantasma" del pasado (Paloma)
¡Qué sorpresa! Me gustan las visitas de los fantasmas del pasado, de hecho este blog más que un homenaje a mi padre, que algo de eso hay, es un paseo por el tiempo que se fue y del que yo sigo suspendido. Puede que a mi edad sea un recurso para no perder el gusto por la vida.
Veo que tienes un blog pero no me deja acceder. ¿Hay alguna otra forma de contactar contigo? Mi correo es: juanleante@ozu.es
Besos mil y gracias por tu comentario.
Tu fascinación por los trenes se contagia. ¿Lo sabías?
Un achuchón muy fuerte.
Me alegra saber que un texto puede llegar al lector sin perder la mágia que intentas contagiar. Muchas veces temo quedarme solo dentro del decorado.
Besazo.
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